
“FACTOTUM” (Charles Bukowski, 1975)
Literatura sucia
El nombre de bukowski, dentro de la literatura moderna, ha suscitado siempre división de opiniones; son muchas las críticas que ha recibido este autor norteamericano, debido sobre todo a ese estilo tan violento, directo y a veces coloquial con el que impregna a sus obras. Pero su obra pese a quien pese ha significado la llegada de un nuevo tipo de escritor alejado de la crítica partidista y de la propia sociedad intentando llevar sus postulados literarios a las últimas consecuencias.
“Factotum”, Chinaski contra todos.
Toda la producción literaria de bukowski tiene un fuerte componente autobiográfico, creando para ello a un alter ego Henry Chinaski que será el protagonista de sus novelas más importantes. Así, sí en “La senda del perdedor”, Bukowski nos hace un retrato sobre sus años de niñez e inmediata juventud, centrándose más en el propio núcleo familiar, posteriormente con “Factotum”, el libro que nos ocupa, Bukowski vuelve a poner en el centro de la narración en primera persona a Henry Chinaski, en esta ocasión el libro hará un recorrido a través de las vivencias del protagonista centradas en los continuos cambios de trabajo y en su relación con las mujeres.
El contexto histórico donde se desarrolla la obra es los últimos momentos de la segunda guerra mundial, pero la narración pasa casi de pasada por el tema de la guerra en sí, centrándose más en el recorrido de Chinaski por varias ciudades de Estados Unidos, donde intercala trabajos de la peor clase con relaciones superfluas, violentas y sobretodo sexuales con mujeres borrachas que van buscando fortuna en bares malolientes. Incluso vuelve a casa de sus padres de donde no tarda en marcharse. Pero sin duda la ciudad más representativa de la obra de Bukowski y que es el escenario perfecto para ofrecernos las vivencias de Chinaski es Los Ángeles. Es en la ciudad californiana donde entre botella de whisky y vino barato conocerá a Jan la que a la postre será su relación mas estable; un idilio descrito por la pluma del autor con sordidez y prácticamente carente de sentimientos, o eso es lo que a priori parece, ya que en las largas descripciones del narrador/protagonista subyacen unos sentimientos encerrados en una personalidad abrumada por una sociedad que detesta y decide combatirla desde la pasividad mas absoluta o simplemente mirando a otro lado, donde la suciedad ,símil de la realidad mas pura, es el centro de su mirada.
La evasión de esta realidad, convierte a Chinaski en un outsider sumergiéndolo en un alcoholismo que lejos de considerarlo una adicción, le sirve de válvula de escape, manteniéndolo alejado de las demás personas, sumido en sus propios pensamientos y reflexiones lúcidas a la vez que desesperadas.
El trabajo NO dignifica
El continuo cambio de trabajo motivado por despidos derivados de la pereza o el propio alcoholismo, es el hilo conductor de la narración que sin rumbo fijo camina hacia ninguna parte como la propia vida de su protagonista, cuya principal vocación es la de convertirse en un escritor, de echo se señala en más de una ocasión los estudios que comenzó en la escuela de periodismo y que nunca acabó; lo que nos hace reflexionar sobre la verdadera capacidad de este pensador que fue abandonando todo aquello que le suponía un esfuerzo o un acercamiento a la normalidad más cotidiana. Aún así la esperanza de ser reconocido como un escritor importante ronda en todo momento su cabeza, tal vez como un sueño o delirio de borracho, que esta vez se convertiría en realidad a partir de la figura del propio autor.
Estilo e influencias
Lo que más llama la atención de la obra de Bukowski en general y de “Factotum” en particular es su estilo; las influencias de este autor nacido en Alemania pero criado en la cultura Norteamericana llegan principalmente de autores como Ernest Hemingway o Henry Miller, del primero es claro su influencia a la hora de elaborar descripciones realistas y dramáticas, y del segundo, único autor que menciona en el libro, ha heredado ese estilo rebelde y autodidacta lleno de reflexiones interiores con un matiz muy masculino. También es destacable de este estilo tan naturalista el componente erótico de sus palabras, Bukowski no se muerde la lengua a la hora de introducirnos pasajes en las que con claridad y sin tapujos nos describe relaciones sexuales y así, vemos como el pudor o la delicadeza brilla por su ausencia y nos consigue transportar a un mundo sórdido e hipnótico donde el centro de la atención es un autor convertido en protagonista con una visión nihilista de la vida.
Esta temática tan sucia y este dramatismo inherente a todo los que nos describe la narración podría hacernos pensar que el drama esta presente de forma continuada, pero no es así, el humor es un rasgo capital en la figura de Chinaski, de este modo incluso las partes mas crudas del relato son amenizadas gracias a esa fluidez con el que el autor nos cuenta las vicisitudes del protagonista con un lenguaje coloquial, sin tapujos y directo hacia el corazón mismo de la sociedad americana.
Bukowski como referente
Toda la obra de Charles Bukowski ha calado muy hondo en muy diversos autores, dramaturgos e incluso cineastas desde que sus obras impactaron en nuestras librerías; esta literatura sucia (nunca entendido este calificativo como peyorativo) nos lleva autores actuales como Bret Easton Ellis, el autor de la controvertida “American Psicho”, se sirve de un nihilismo y rechazo de la sociedad para presentarnos personajes que vagan por la vida ajenos a la realidad y cuyo principal refugio son las drogas o la ultra violencia, algo así como esas botellas de whisky o de oporto que Chinaski necesitaba diariamente para poder resistir la presión de un mundo que no entendía.
Aquí en España la huella de Bukowski la encontramos en autores como Ray Loriga y otros coetáneos suyos, que a pesar de ser buenos escritores no llegan a esa excelencia literaria de su maestro.
En cuanto al medio audiovisual por excelencia, el cine; Bukowski ha visto llevada a la pantalla varias de sus obras por parte de directores como Barbet Schroeder o Marco Ferreri, pero tal vez el filme que se acerque más al estilo literario de Bukowski es la adaptación de “Factotum” realizada por un semidesconocido Bent Hamer; la película fiel al libro en cuanto al estilo y la forma de contar la historia pero contextualizada en nuestros días nos transporta al desquiciado mundo de Chinaski que da vida el actor norteamericano Matt Dillon.
Bibliografía:
Charles Bukowski, Factotum. Ed. Anagrama
Literatura sucia
El nombre de bukowski, dentro de la literatura moderna, ha suscitado siempre división de opiniones; son muchas las críticas que ha recibido este autor norteamericano, debido sobre todo a ese estilo tan violento, directo y a veces coloquial con el que impregna a sus obras. Pero su obra pese a quien pese ha significado la llegada de un nuevo tipo de escritor alejado de la crítica partidista y de la propia sociedad intentando llevar sus postulados literarios a las últimas consecuencias.
“Factotum”, Chinaski contra todos.
Toda la producción literaria de bukowski tiene un fuerte componente autobiográfico, creando para ello a un alter ego Henry Chinaski que será el protagonista de sus novelas más importantes. Así, sí en “La senda del perdedor”, Bukowski nos hace un retrato sobre sus años de niñez e inmediata juventud, centrándose más en el propio núcleo familiar, posteriormente con “Factotum”, el libro que nos ocupa, Bukowski vuelve a poner en el centro de la narración en primera persona a Henry Chinaski, en esta ocasión el libro hará un recorrido a través de las vivencias del protagonista centradas en los continuos cambios de trabajo y en su relación con las mujeres.
El contexto histórico donde se desarrolla la obra es los últimos momentos de la segunda guerra mundial, pero la narración pasa casi de pasada por el tema de la guerra en sí, centrándose más en el recorrido de Chinaski por varias ciudades de Estados Unidos, donde intercala trabajos de la peor clase con relaciones superfluas, violentas y sobretodo sexuales con mujeres borrachas que van buscando fortuna en bares malolientes. Incluso vuelve a casa de sus padres de donde no tarda en marcharse. Pero sin duda la ciudad más representativa de la obra de Bukowski y que es el escenario perfecto para ofrecernos las vivencias de Chinaski es Los Ángeles. Es en la ciudad californiana donde entre botella de whisky y vino barato conocerá a Jan la que a la postre será su relación mas estable; un idilio descrito por la pluma del autor con sordidez y prácticamente carente de sentimientos, o eso es lo que a priori parece, ya que en las largas descripciones del narrador/protagonista subyacen unos sentimientos encerrados en una personalidad abrumada por una sociedad que detesta y decide combatirla desde la pasividad mas absoluta o simplemente mirando a otro lado, donde la suciedad ,símil de la realidad mas pura, es el centro de su mirada.
La evasión de esta realidad, convierte a Chinaski en un outsider sumergiéndolo en un alcoholismo que lejos de considerarlo una adicción, le sirve de válvula de escape, manteniéndolo alejado de las demás personas, sumido en sus propios pensamientos y reflexiones lúcidas a la vez que desesperadas.
El trabajo NO dignifica
El continuo cambio de trabajo motivado por despidos derivados de la pereza o el propio alcoholismo, es el hilo conductor de la narración que sin rumbo fijo camina hacia ninguna parte como la propia vida de su protagonista, cuya principal vocación es la de convertirse en un escritor, de echo se señala en más de una ocasión los estudios que comenzó en la escuela de periodismo y que nunca acabó; lo que nos hace reflexionar sobre la verdadera capacidad de este pensador que fue abandonando todo aquello que le suponía un esfuerzo o un acercamiento a la normalidad más cotidiana. Aún así la esperanza de ser reconocido como un escritor importante ronda en todo momento su cabeza, tal vez como un sueño o delirio de borracho, que esta vez se convertiría en realidad a partir de la figura del propio autor.
Estilo e influencias
Lo que más llama la atención de la obra de Bukowski en general y de “Factotum” en particular es su estilo; las influencias de este autor nacido en Alemania pero criado en la cultura Norteamericana llegan principalmente de autores como Ernest Hemingway o Henry Miller, del primero es claro su influencia a la hora de elaborar descripciones realistas y dramáticas, y del segundo, único autor que menciona en el libro, ha heredado ese estilo rebelde y autodidacta lleno de reflexiones interiores con un matiz muy masculino. También es destacable de este estilo tan naturalista el componente erótico de sus palabras, Bukowski no se muerde la lengua a la hora de introducirnos pasajes en las que con claridad y sin tapujos nos describe relaciones sexuales y así, vemos como el pudor o la delicadeza brilla por su ausencia y nos consigue transportar a un mundo sórdido e hipnótico donde el centro de la atención es un autor convertido en protagonista con una visión nihilista de la vida.
Esta temática tan sucia y este dramatismo inherente a todo los que nos describe la narración podría hacernos pensar que el drama esta presente de forma continuada, pero no es así, el humor es un rasgo capital en la figura de Chinaski, de este modo incluso las partes mas crudas del relato son amenizadas gracias a esa fluidez con el que el autor nos cuenta las vicisitudes del protagonista con un lenguaje coloquial, sin tapujos y directo hacia el corazón mismo de la sociedad americana.
Bukowski como referente
Toda la obra de Charles Bukowski ha calado muy hondo en muy diversos autores, dramaturgos e incluso cineastas desde que sus obras impactaron en nuestras librerías; esta literatura sucia (nunca entendido este calificativo como peyorativo) nos lleva autores actuales como Bret Easton Ellis, el autor de la controvertida “American Psicho”, se sirve de un nihilismo y rechazo de la sociedad para presentarnos personajes que vagan por la vida ajenos a la realidad y cuyo principal refugio son las drogas o la ultra violencia, algo así como esas botellas de whisky o de oporto que Chinaski necesitaba diariamente para poder resistir la presión de un mundo que no entendía.
Aquí en España la huella de Bukowski la encontramos en autores como Ray Loriga y otros coetáneos suyos, que a pesar de ser buenos escritores no llegan a esa excelencia literaria de su maestro.
En cuanto al medio audiovisual por excelencia, el cine; Bukowski ha visto llevada a la pantalla varias de sus obras por parte de directores como Barbet Schroeder o Marco Ferreri, pero tal vez el filme que se acerque más al estilo literario de Bukowski es la adaptación de “Factotum” realizada por un semidesconocido Bent Hamer; la película fiel al libro en cuanto al estilo y la forma de contar la historia pero contextualizada en nuestros días nos transporta al desquiciado mundo de Chinaski que da vida el actor norteamericano Matt Dillon.
Bibliografía:
Charles Bukowski, Factotum. Ed. Anagrama
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